domingo, 9 de junio de 2013

Sembrando críticas en el día del periodista.

El lugar: el Teatro “El Círculo”. La ocasión: el día del periodista. Hasta que bajaron las luces las butacas se seguían ocupando entre risas y conversaciones superpuestas, resaltando la presencia de un público mayoritariamente joven. 


Se llevó a cabo una charla sobre la violencia de género en,-y a través- de los medios. El organizador fue el Sindicato de Prensa de Rosario (SPR) y las protagonistas Marta Dillon y LilianaLópez Foresi. Parece una ironía los aspectos diferentes con los que se presentan, sin embargo, el público hace silencio –afortunadamente- para escuchar a ambas mujeres.

Después de un exhaustivo testimonio de agradecimientos y una introducción generosamente cuantitativa pero no tan cualitativa, por parte de Alicia Simeoni, secretaria adjunta del Sindicato de Prensa de Rosario, tomó la palabra la directora del suplemento “Las 12” (del diario Página/12),  presentándose como una activista homosexual y feminista, incluso antes de  decir “soy Marta”. La voz serena podría llevarnos a pensar que estábamos –el auditorio y yo- frente a una mujer tranquila, pero su historial la delata. Lo primero que denuncia es la situación de la mujer tratada como minoría, y la violencia que genera, limitando tus posibilidades laborales a espacios fijos. Las tareas de la casa y el cuidado de los hijos.  “Resulta… hasta gracioso, como en las revistas cuando entrevistan a una mujer, incluso si la entrevistadora es mujer también, como se repite la pregunta de cómo se las arreglan con todo.”  La sociedad convierte lo personal en político para justificar el abuso, asegura la periodista, y el feminismo es la solución a estas diferencias construidas. Para alcanzar la equidad se necesita romper el vigente marco normativo conformado de bastos estereotipos. “Incluso en la contratapa de las revistas, digamos, para el género femenino, se pedía un varón, un galán, se impone también el estereotipo heterosexual”.

Se hace una pequeña interrupción donde pide luz de sala (hasta el momento se veían tantas luces de celulares como personas tratando de alumbrar los cuadernos de apuntes).

 Marta concluye su improvisado pero previsto monólogo asegurando que la solución es construir un lenguaje propio, desde lazos solidarios unidos en una causa común, que atraviese los “getos”; y para esto hay que implementar un “periodismo militante” no como modo de hacer política, sino como insistencia en temas que no se dejan escuchar.

El uso de la palabra pasa ahora a Liliana López Foresi, que con voz hipnotizante, y recordando su propia experiencia, denuncia que siempre al lado de una mujer poderosa mediáticamente, digamos influyente, aparece un “acompañante” masculino como fachada, encargado, en realidad del control de lo que se dice y como se dice. Sin embargo, “lo más grave de los medios es el cuerpo de la mujer como imagen. Un cuerpo imposible, que se luce con ese: “a ver…date una vueltita”. El cuerpo no es más que un escudo para la palabra del hombre, porque por supuesto la palabra la sigue teniendo el hombre, que necesita que se baje línea de parte del que está del otro lado, también hombre. ”. Para López Foresi la entrada de “Gran hermano” al circuito televisivo borró la línea entre lo público y lo privado, y des-erotizó los medios con tanta explicitud. Pero el deseo no desaparece se redefine acorde a construcciones dominantes, y hoy se encarna en un “chocolate como la máxima tentación, como lo prohibido, no sea que la mujer esté gorda”. 

“Las diferencias no son malas, cuando son enriquecedoras”, pero, concluye, hay muchas desigualdades injustas, y por eso es necesario desnaturalizar, y retomando la idea de su colega asegura que hay que “resignificar las palabras ya resignificadas”, porque no es un beneficio solo de las mujeres alcanzar la igualdad, sino que lo es para lo sociedad entera. Los medios pueden actuar poniendo en duda los estereotipos, para destruir la realidad impuesta por pequeños grupos, sobre todo a través de la  publicidad.

Marta cuenta lo ridícula que le parece “esa publicidad donde la mujer plancha bien una camisa y por eso su marido le da un beso”, Liliana coincide “pero como… ¿volvimos a los 50?”. Los ejemplos siguen con el “heroico” Mister Músculo encargado de “salvar” a las mujeres que “combaten” la grasa de la cocina.  

La conclusión es el trillado “la unión hace la fuerza”, que coinciden Marta y Liliana, a pesar de sus diferencias, será el único modo de alcanzar una sociedad más igualitaria y coherente con el momento histórico donde nos situamos.


La charla se extendió, entre palabras de las periodistas y consultas del auditorio, alrededor de dos horas, sin embargo no se sintió tan larga. El aplauso y los agradecimientos dan cierre a este encuentro oportuno para la fecha. Seguramente tras cerrar las puertas del teatro, muchos se fueron no solo hambrientos, sino también reflexivos y, ¿quién  sabe?, con nuevas dudas que mañana serán decisiones.


Angela Faust  

3 comentarios:

  1. El título deberìa indicar quién habla , de quién es la frase (a no ser que sea una nota vinculada y no la principal)
    El primer párrafo deben ser más directo, si el acto empieza más tarde "como otros", entonces ese dato no es el más importante. Tendrá más fuerza si utilizamos frases de las invitadas, a quien al citar se las debe presentar al nombrarlas.
    Sindicato de Prensa... va en mayúscula, no se dice quien hizo la presentación del encuentro.
    Bien registro de los discursos. (Rearmar teniendo en cuenta las observaciones).

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  2. buen, bien el título , el lid aún puede ser más contundente y sintetizando lo que te parece fundamental, aprobado

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